
El altar de Día de Muertos
El altar de Día de Muertos es uno de los elementos más importantes y simbólicos de esta festividad.
Culturas como los aztecas rendían homenaje a sus muertos, creyendo que la vida no terminaba con la muerte, sino que continuaba en un ciclo eterno. Esta creencia ha perdurado y se ha enriquecido con la llegada de influencias católicas, dando origen a la tradición que conocemos hoy un altar cargado de simbolismo donde la vida y la muerte se entrelazan en una celebración única.
El altar es una representación del camino que recorren las almas desde el mundo de los muertos hasta el de los vivos, y su objetivo principal es darles la bienvenida y honrar su memoria. Para nuestras familias, preparar un altar es una forma de mantener vivos los recuerdos y, al mismo tiempo, demostrar el amor y respeto por quienes han partido.
Los elementos del altar y su significado

El altar de Día de Muertos está compuesto por varios niveles y objetos, cada uno con un significado profundo y único. Estos elementos son cuidadosamente seleccionados para cumplir con una función específica, buscando guiar y nutrir a las almas en su regreso temporal al mundo de los vivos.
Velas: Representan la luz que guía a las almas en su camino de regreso a casa. Cada llama encendida es un faro que ilumina el sendero hacia el altar.
Agua: Es un elemento vital para las almas, ya que les sacia la sed después de su largo viaje. También simboliza la pureza y la regeneración esenciales en esta tradición.
Fotos: Se colocan en el altar como una forma de hacer presentes a quienes recordamos. Son un recordatorio visual del legado que dejaron.
Papel picado: Es el elemento más alegre del altar. Simboliza la fragilidad de la vida y la alegría de la celebración.
Incienso: Limpia el ambiente y purifica el espacio, ayudando a las almas a encontrar su camino y despejar el lugar de malas energías.
Pan de muerto: Es un alimento simbólico que representa el ciclo de la vida y la muerte.
Comida guisada: Los platillos favoritos de los difuntos se colocan como una muestra de afecto, ya que las almas disfrutarán de los aromas de los alimentos durante su visita.
Flores de cempasúchil: Conocidas como la flor de los muertos, su intenso color anaranjado y su aroma inconfundible son elementos que guían a las almas desde el más allá hacia el altar.
Sal: Es un símbolo de pureza y protección. Se coloca en el altar para purificar las almas y protegerlas en su travesía entre los mundos.
Calaveras de azúcar: Representan la muerte de una manera amigable y hasta festiva, recordándonos que la muerte es parte natural de la vida. Son una manera de enfrentarse a la muerte con aceptación.
Arco de flores: Generalmente hecho de flores de cempasúchil, simboliza la entrada al mundo de los muertos. Es un portal que las almas cruzan para llegar a la ofrenda.

El altar de Día de Muertos no solo es una manera de recordar a quienes ya no están, sino de celebrar la vida que compartieron con nosotros. Es un momento de unión familiar, donde se valora la importancia de mantener vivos los lazos afectivos y los recuerdos.
En Plenitud, compartimos esa visión de bienestar y tranquilidad en los momentos más importantes de la vida. Nuestro compromiso con las familias mexicanas es acompañarlas en los momentos más vulnerables, brindando la tranquilidad y el apoyo necesario para enfrentar cualquier adversidad. Al igual que el altar de Día de Muertos, en Plenitud creemos en honrar la vida y crear espacios de amor y conexión con los fallecidos, sin importar dónde estén.
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Plenitud, lo que todos merecemos.
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